TVE: Una batalla a pulso

 


Todo el mundo lo sabe —y quien no lo sepa, que despierte—: los que mandan no son los políticos, sino los poderes reales, los que mueven los hilos desde la sombra. Es tan evidente como peligroso. La mayoría de la gente ni siquiera sabe quiénes son, pero todos, absolutamente todos, bailamos al ritmo de sus intereses.

Son los verdaderos dueños de este tablero llamado democracia: los que redactan leyes en despachos que nadie ve, los que deciden quién gana y quién cae, los que reparten las sobras del botín nacional. Son los que predican libertad mientras imponen censura, los que callan verdades para no poner en riesgo sus mentiras, los que fabrican guerras y las apagan según dicten sus balances.

No hablamos de Pedro Sánchez ni de ningún político de turno, sea rojo, azul o multicolor. Ellos no son más que los gestores obedientes de ese poder intocable, los que se arrodillan para no perder su sillón. El poder auténtico es económico, global, con nombres y apellidos conocidos, muy conocidos. Su riqueza crece al mismo ritmo que nuestra pobreza. Su estrategia es simple: dividirnos para seguir ganando.

Y su arma más devastadora es la información. No necesitan tanques, les basta con controlar los medios, los discursos, las palabras. Dominar el relato es dominar la realidad.

Los grandes grupos mediáticos —Atresmedia y Mediaset— son el brazo propagandístico de ese imperio económico. Han convertido el periodismo en un simple negocio de obediencia, una fábrica de titulares diseñados para adormecer conciencias. Los periodistas que aún creen en la verdad sobreviven como pueden, entre la censura y la precariedad.

En medio de este panorama, la televisión pública debería ser el contrapeso, la voz plural, la garantía de que la ciudadanía puede escuchar algo distinto, pero cuando esto ocurre, cuando más cerca hemos estado de una televisión decente, es ahí es donde el poder ha puesto el ojo. Una TVE que informa con más rigor, que ofrece contenidos plurales, que mejora sus audiencias, es un peligro para el sistema.

Su emblema es ridiculizar el trabajo de muchos profesionales a través del lema “Telepedro”., tu televisión del régimen -De risa cuando hay argumentos de sobra de no estar totalmente posicionada-. Una televisión pública que recupera credibilidad y llega a los jóvenes -con formatos como el de Broncano- o que ofrece debates con periodistas valientes como Silvia Intxaurrondo o Jesús Cintora -expulsados de las pantallas cuando gobernaba la derecha, ¿casualidad?- se convierte en una amenaza real. Su pluralidad y calidad ha sido un cambio innegable, y que por supuesto eso no quita que a veces se intente en demasía contentar a todos por igual, con las consecuencias de veracidad que eso conlleva -Caso que expondré posteriormente-.

En resumidas cuentas, el poder no discute: elimina. Lo hizo con Podemos. Lo intenta con RTVE. Su método siempre es el mismo: destruir todo lo que no puedan controlar.

¿De verdad es TVE un medio controlado por el “sanchismo”? ¿Realmente falta libertad? Lo cierto es que los datos mandan, tienen cifras muy superiores a los medios de comunicación privados, programas de actualidad y de debate a todas horas -En donde acuden tertulianos muy poco sospechosos de Sanchistas, véase Isabel Durán o Antonio Jiménez de TRECE TV y que ya hoy desde la ultraderecha lo ningunean-, programas en familia, humor, películas de todo tipo...¿De qué censura me hablan algunos?

Si nos referimos a eso, a las críticas que provienen de los panfletos franquistas, del poder rancio de la derecha y ultraderecha, conviene preguntarles: ¿de qué presumen exactamente? ¿De las manipulaciones en tiempos de Rajoy? ¿De Telemadrid o de Canal Sur, televisiones públicas convertidas en panfletos partidistas? ¿De la programación basada en toros e Iglesia? ¿A eso lo llaman libertad?

Por supuesto, RTVE no es perfecta, ni asoma a una sola dirección, a veces te sorprende cómo también responde a modas e intereses. Y ésto no sólo se ha visto en el medio público -Es el pan de cada día con el ninguneo que ha existido por parte del gobierno,sobre todo el PSOE, con el genocidio de Gaza-. Veamos un ejemplo de "dictadura del régimen".


El pasado día 13 de Octubre, con la liberalización de rehenes en el Genocidio en Gaza, gran parte del tiempo de sus telediarios se les dio gran importancia a los rehenes Israelitas -20 personas donde se relata absolutamente todo de ellos- y bastante poco a los más de 2000 palestinos encarcelados por Israel -Del que no vas a saber nada de ellos porque poca información aportaron-. ¿Ésta es la censura que dicen unos, ésta es la pluralidad que defienden otros? 

Como conclusión, he de decir que todo ésto lo que me produce es vergüenza, y es una artimaña más de los poderes nacionales e internacionales de que los años de bienestar han tocado a su fin, poco a poco vuelve a repetirse la historia de la propaganda, de la mentira y persecución de la verdad, y RTVE es un ejemplo más que demuestra que cada punto de share que crece la cordura, más en peligro se ven, y da la oportunidad de que otra alternativa al poder es posible.

Daniel Camacho.






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